26/12/12

Resumen y anécdotas del viaje

Unos meses más tarde, todavía me vienen a la mente continuamente esas maravillas que disfrutamos, esos paisajes increíbles y esa gente amable y entregada que nos encontramos durante todo el viaje.

Un gran viaje que nos ha calado muy hondo y que personalmente quiero volver a realizar.

En 21 días de viaje, hemos pasado por 4 estados, 7 parques nacionales, 3 grandes ciudades y cientos de pueblos. Al entregar el coche, el contador marcaba 3066 millas, lo que en kilómetros vienen a ser 4935, que ya son...

Nuestra experiencia con la gente?
Pues hay de todo, como en botica. Pero generalmente la impresión fue buena, muy buena. Tenía una idea completamente diferente de cómo creía que eran los norteamericanos. Sin duda me llevé una muy grata sorpresa.

Y a decir verdad, los únicos impresentables que nos encontramos en todo el viaje fueron dos franceses (maleducados), y un indio de un motel (maleducado y borde).


Mitos:

Falso: Los americanos están todos gordos. Ví tanta gente con sobrepeso, como la podría haber visto por aquí.

Falso: Puedes comprar un arma en cualquier tienda. No vi ningún supermercado-tienda-gasolinera donde comprar un arma.

Cierto: comen muchas hamburguesas.

Cierto: tamaño XXXL tanto para la ropa como para la comida, pero ..... reitero que no ví a ningún gordo.

Cierto: qué difícil es encontrar fruta y verdura !!

Cierto: un país tan grande y todavía no saben hacer café.


Cosas que me parecieron curiosas:

*El tamaño de los coches y sobretodo de las amplias plazas de aparcamiento. Qué comodidad, al contrario que por aquí, que a veces hay que hacer dieta para poder abrir la puerta y meterse dentro.

*El método de pago con tarjeta de crédito tanto en gasolineras como en cualquier tienda o restaurante y sobretodo la manera curiosa de cobrarte la propina una vez te han devuelto la tarjeta.

*Tema propinas, sí que es cierto que funciona. Parece que son más amables cuando tienen que ganarse la propina, quizás habría que aplicarlo aquí. Aunque por nuestra cultura reconozco que nos cuesta mucho soltar propina.

*Algo que aún no tengo claro ahora; cómo pedir un café con leche.

*La cantidad de restaurantes de comida rápida tipo McDonalds, y lo llenos que están siempre, además gente de todas las edades.

*Como puede ser que en una ciudad como Las Vegas, me pidan el carnet por comprar una Coors (cerveza cutre) que prácticamente es agua !!

*En Las Vegas, la prostitución callejera está prohibida, pero cada cinco metros te encuentras con mexicanos e indios que te ofrecen tarjetas con los teléfonos de las chicas.

*Lo enormes que son sus autovías, llegamos a ir por una de 8 carriles en un solo sentido, y lo bien que conducen.

* Muchas de las carreteras por las que condujimos eran de único sentido, con dos carriles. El sentido contrario estaba separado por matorrales y muchas veces era difícil verlo de lo lejos que estaba.

*Lo respetuosos que son conduciendo por ciudad, sobre todo en los cruces donde impera el sentido cívico para ceder el paso a los demás, cuando no hay semáforos que lo indiquen. Es muy difícil ver una rotonda, pero parecen organizarse mejor ellos en un cruce de cuatro calles sin semáforos que nosotros en una rotonda.

*Los wc's americanos no me gustaron nada de nada. Cuando ví el primero pensé que estaba estropeado. El nivel del agua está una cuarta por debajo de la superficie; cuando le das al pulsador da la impresión de que aquello se desbordará a lo bestia !!

*Sigo recalcando el tema amabilidad. En los transportes públicos que usamos todo el mundo le daba las gracias al conductor al bajarse. Cosa que no he visto en ningún otro lado. Tanto en San Francisco en los autobuses urbanos, como tranvías o cable car. Y posteriormente en los autobuses-lanzadera de los parques nacionales también ocurría esto.




30/10/11

28-29, ultimo día en Yanquilandia

Amanecemos en Morro Bay, pero por ser este el último día no será el menos completo. Con el sonido a nuestro lado de los leones marinos, vemos el enorme peñasco que parece ser el gran atractivo de este pequeño pueblecito costero.

De camino nos desviamos a Cambría, aunque visto lo visto no llegamos a parar. Parece de mentira. O nos hemos equivocado de sitio o esto lo han colocado así esta misma noche. Imaginaos una calle de unos doscientos metros de largo y a ambos lados de la calle, casas pequeñas de estilo más bien clásico, alguna parece sacada del lejano oeste y todas, y repido todas tienen en la entrada, o en la puerta delantera, colocados unos personajes, tipo muñecos. Alguno representa a un jugador de futbol americano, otro a un empleado de gasolinera, otro a algún monstruo tipo halloween, incluso vemos a una ama de casa con bata y rulos intentando cocinar en una sarten a un cuervo..... de lo más inverosímil.



En Piedras Blancas, también fuimos a ver a los leones marinos, pero el protagonista fue un amiguito de menor tamaño que nos persiguió buscando quizás algo que echarse a la boca.


De camino por esa tortuosa carretera de la costa, la famosa highway 1 (que en algunos tramos me asustó y no pensaba yo que era taaaan larga), nos cruzamos con un grupo de coches, que según parecía estaban en algún tipo de competición (por lo que corrían) y que parecían recien sacados de las 24 horas de Le Mans.





El Big Sur y el parque Julia Pfeifer nos parecieron de lo más chulo y gracias a cosas como estas, merece la pena recorrer esta sinuosa carretera.




Llegamos a comer a Carmel, donde me acabo de dar cuenta que no tengo ninguna foto, quizás porque tenía tanta hambre al llegar que no pensé en otra cosa. Nos fuimos a ver el Mission Ranch de Clint Eastwood, con la esperanza de ver por allí al que en su día fue alcalde de este pueblecito, pero nos quedamos con las ganas.

En Point Lobos hicimos una amplia paradita, con caminata incluída. Es un parque estatal, igual que el Julia Pfeifer, y la entrada cuesta 10 $, para estos parques no vale el pase de los parques nacionales, pero una vez que pagas en uno, puedes entrar en cualquier parque estatal ese mismo día.


En Monterrey vimos sus calles copia del Fisherman's Wharf de San Francisco y algún punto que me recordó a Candem en Londres.

Para hacer noche y estar cerca de nuestro destino (el aeropuerto de San Francisco), decidimos hacer noche en Santa Cruz. Allí paramos en un Travelodge, el segundo del viaje, y como muchos otros moteles de este tipo, regentado por indios (de la india), pero este se lleva la palma en borde y  maleducado. Eso sí, la habitación era casi tan grande como mi piso entero.....


Y amanece el día 29 en Santa Cruz, parece mentira que ya son las 7 de la mañana y al sol parece que le cuesta salir. Me apetece el desayuno continental de los moteles pero, anda!, en recepción no abren hasta las 8 y me quedo sin desayuno y sin poder entregar la llave de la habitación. No hay problema, siempre hay un Starbucks a mano. Un capuccino (la única bebida con café que más o menos se puede tragar, claro está después de espolvorearla con chocolate y cuatro sobrecitos de azúcar).
Ya tenemos todas las maletas recogidas, y qué sorpresa, en el coche de alquiler aparecen unos centavos de dólar que no son nuestros!!. Tenemos tiempo de sobra hasta nuestro viaje al aeropuerto, por lo que decidimos decirle a Douggy que nos dé una vuelta por San Francisco.
A George le hace mucha ilusión conducir el coche por el Golden Gate...... y allá nos vamos. Cruzamos, paramos en unos cuantos miradores (a los que en bici no fuimos porque la pendiente tenía lo suyo) y nos damos vuelta. Peeeeero, a la vuelta, osea a la entrada de nuevo en San Francisco por el puente, toca pagar, nada menos que 6 $.

San Francisco al fondo y Alcatraz a la izquierda


tráfico en el Golden Gate

No conformes con eso, nos vamos a alguna de las míticas calles empinadas de San Francisco, pero nuestro gozo en un pozo...., no podemos hacer esos saltitos que hacen los coches en las películas, yendo a toda velocidad por las cuestas, porque los múltiples semáforos, que curiosamente pillamos en todos en rojo, nos lo impiden.

Adiós San Francisco, adiós "iu es ei"



28/10/11

27 - Desde LA hacia San Francisco

Comenzamos nuestro viaje de retorno a San Francisco, haciendo una ruta que seguramente no se quedará corta al lado de las demás maravillas que hemos visto hasta ahora.

Nos levantamos tarde en Santa Mónica y aprovechamos el desayuno incluído con la habitación (otra vez huevos y beicon, o sino torrijas con caramelo; difícil elección.

Ponemos rumbo al norte y concretamente a las playas de Malibú. Curioso pueblecito, por llamarlo así. La carretera discurre a escasos metros del mar y de la playa, pero como haciendo una barrera que nos impide ver el océano discurren casas, en cuyos pilares de madera vemos romper las olas.
Viendo solamente esta parte, parecería que Malibú no tiene ningún encanto. Solo tenemos que girar la cabeza hacia el otro lado de la carretera y mirar hacia las impresionantes mansiones que se ven en las colinas.

Malibú

Surfistas en Malibú


De Malibú pusimos rumbo a Santa Bárbara, donde George se dió un chapuzón en la playa y fuimos testigos de lo bien que funcionan los servicios de emergencias. Un hombre se cayó del puerto y dos hombres se tiraron a salvarlo, en cinco minutos llegaron una lancha de salvamento, dos camiones de emergencias, tres coches de policía, dos ambulancias, una moto de la poli,..... y eso en este pueblecito !!!
Puerto de Santa Bárbara

El siguiente punto de la ruta, ya era nuestro destino de hoy; Morro Bay, pero decidimos desviarnos un poco para poder ver el curioso pueblo de Solvang, un pueblecito danés en el centro de California. Curioso.


... y que ricos están los chocolates daneses y esas manzanas recubiertas de nubes, almendras, caramelo y chocolate.....
Agggghhhhhhhhhhhhhh..........
Y por fin, vimos los famosos viñedos de California. Antes y después de llegar a Solvang, en la zona de Los Olivos (que como bien dice su nombre está plagado de olivos) y Santa Ynez, unos paisajes hermosos.
Durante muchas millas consecutivas no dejaban de verse campos y laderas llenos de viñedos.

Y para los amantes de los coches, ahí va una pequeña recopilación curiosa de lo que vimos hoy (sobre todo por la zona de Malibú)








Cientos de estos nos acompañaron todo este viaje

Un clásico Pontiac esta noche en Morro Bay

Y esta noche, estamos como dije en Morro Bay, un pueblecito al que todavía no tenemos el gusto de conocer con luz, ya que cuando llegamos (poco más de las seis y media) ya era de noche. Nos fuimos a pasear por el puerto y pudimos oír a los leones marinos gritar como llamando la atención. Nuestro hotel lo regenta un indio (de la india), y curiosamente (ya encontramos varios así), son hoteles baratísimos pero bien de calidad. Estamos al ladito del mar, mañana por la mañana descubriremos que nos ofrece Morro Bay.




27/10/11

25-26: San Diego - Los Angeles

Llegamos temprano a esta gran ciudad llamada San Diego. En la frontera estadounidense con Tijuana, Méjico. Esto se hace visible en muchos de los trabajadores de la hostelería sobretodo. Y en las tiendas no faltan el chili y el tequila.

Nada más llegar, quisimos visitar la Isla de Coronado (aunque en realidad es una península), cruzamos el puente y desde ahí, pudimos tener unas vistas magníficas de los rascacielos de San Diego.

Programamos a Douggy para que nos llevase hasta el famoso hotel del Coronado y su increíble playa, cuando de repente vimos que nos conducía hasta unas barreras, por donde entraban todos los coches que nos rodeaban, y decidimos seguir adelante. De repente llegamos al control (militar):

- Documentación
- Aquí tiene nuestros pasaportes
- Qué hacen ustedes aquí?
- Turismo en San Diego
- Ustedes saben qué es esto?. Esto es una base naval militar. Esto es acceso restringido, ustedes no pueden estar aquí, les tengo que confiscar sus pasaportes, ahora vendrá un oficial y les dará instrucciones, aparquen el coche ahí adelante.
- Mierda ¡! Vaya follón, yo solo quería ver el portaaviones. Y ahora qué?

A los 15 minutos de estar allí esperando, encerrados entre dos barreras y vigilados por un marine de los USA, se nos acerca por detrás un coche de la policía de San Diego, con todas las lucecitas encendidas, se baja el oficial J.Castillo, un hombre más bien rechoncho y medio panchito. La escena desde el interior del coche, mirando por el retrovisor fue la siguiente:

- Ahí viene un poli, joder cacho pistolón que trae!!!!
- No deja de hablar por el walki y no para de escribir con nuestros pasaportes en la otra mano. Nos meterá una multa? Estarán comprobando nuestros antecedentes?, pues igual tenemos unas cuantas multas por exceso de velocidad en Utah…..
- Je, je, Je, Je (risa de cague total)

Oficial J.Castillo: “esto es territorio de los marines y aunque no les va a pasar nada, tenemos que comprobar todos los datos. Este coche es rentado?"

…. Y media hora después salimos de allí, comprobando que esta gente no se anda con chiquitas, aunque son un poco exageradillos.

Conclusión: intento de entrar en la base naval militar de Coronado: fallido. Estamos fichados. A la próxima cafrada comprobarán que hemos intentado entrar en una base de marines,….. fantástico.

Al salir de allí, qué bien nos sentó un paseíto por la increíble playa de Coronado. Mojando las piernas en el pacífico mientras no dejaban de sobrevolarnos aviones caza y helicópteros de los marines.


Hotel del Coronado de fondo


Por la tarde, fuimos hasta el portaaviones USS MIDWAY y la famosa estatua gigante del marine y la enfermera.

 Luego nos dimos un amplio paseo por el Gaslamp Quarter, que según dice el cartel es el Corazón de San Diego. Una zona llena de restaurantes y comercios con un ambiente muy especial.

Nos dirigimos a las afueras de la ciudad para ir a La Jolla, que como su nombre indica es un super barrio residencial de lujo, está en una colina, y desde allí hay unas vistas fantásticas de la ciudad.

Luego quisimos bajar a la playa, y los acantilados, famosos por haber focas y miéntras lo buscábamos nos encontramos con un argentino, que a la primera frase ya nos preguntó (como casi todo el mundo aquí) “italianos?”, nos contó que sus padres eran gallegos y adivinad de dónde….

Finalmente encontramos las focas y no solo eso, sino unas playas tremendas plagadas de surfistas al ocaso, unas casas de ensueño y un ambiente de lo más tranquilo, como si el bullicio de la gran ciudad no llegase allí.
puesta de sol en La Jolla

Vista de San Diego

Sin duda esta ciudad nos dejó un buen sabor de boca, y una gran experiencia militar también.

Miércoles 26: llegamos a LA, primera impresión, hartos y rehartos del tráfico de esta enooooorme ciudad. con una población de nada menos que 18 millones de habitantes. Las autopistas de 7 y 8 carriles en cada sentido, a veces no son suficientes para absorber tal cantidad de tráfico. E ir de un sitio a otro se convierte en una odisea con el coche. A pesar de que ya nos lo imaginábamos, son ya muchos los kilómetros que tenemos a nuestras espaldas y con este día de tráfico estresante, ya nos pasa factura.
Pero hablemos de lo que importa, que es lo que hemos visto. Primera parada, el Paseo de la Fama, o Hollywood Boulevard, allí está el teatro Kodak, famoso por ser donde se hace la ceremonia de los Oscars. Allí ambas aceras a lo largo de tooooda la calle, están plagadas de estrellas con nombres de personajes famosos relacionados con el mundo del cine, del teatro, de la radio o de la música.
Tráfico en LA






Siguientes visitas: Rodeo Drive, famosa por ser la calle más cara del mundo. Como para pararse a tomar un café..... ya os podeis imaginar todas las tiendas de lujo allí juntas.

Seguimos con lujos: Beverly Hills y Bel-Air, los dos barrios más famosos de Los Angeles.


Ahora tocaba lo friki de hoy, la casa de la serie Embrujadas, como buena seguidora de sus ocho temporadas, no podía marcharme de LA, sin ir a visitar esta casa, que además es preciosa.

Y justo casi al ladito, para los seguidores de Michael Jackson, aquí teneis la casa del videoclip de Thriller.


Ya al atardecer, nos fuimos a Santa Mónica a buscar hotel para hoy y sobre todo a ver la playa y el famoso muelle.
Entrada del Muelle de Santa Mónica



Puesto de los Vigilantes de la Playa

Muelle de Santa Mónica